Soñé con el preludio de un cataclismo incontrolable. El final inaudible de un eco insonoro que traspasa la realidad conocida. La imposibilidad inconcebible de algo inexistente. El defecto imperecedero de algo que simplemente nace desde las raíces del corazón, erigiendo un árbol de sentimientos adornado con ramas de desesperación y hojas bañadas en lágrimas de amor. Soñé y soñé... soñé.. que me enamoraba.
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